lunes, 14 de julio de 2008

La futilidad de la vida

El sábado pasado me dio un alergión - me suele pasar en verano en este país húmedo donde vivo - que me dejó tumbado durante varias horas. No fue nada serio pero lo suficiente para dejarme KO hasta la mañana siguiente. Entonces tuve tiempo para pensar y observar mi cuerpo aquejado por la enfermedad. No estuve cerca de la muerte, Dios me libre, pero suficientemente malito para darme cuenta de la futilidad de la vida (algo sobre lo que pienso a menudo) y de lo rápido que nos vamos acercando a ese final que a todos nos alcanzará. Pensé en los mayores que se nos han ido y en los pequeños que nos seguirán en ese camino sin paradas. Pensé en que este cuelpo humano nuestro pecadorl se va deteriorando por mucho deporte que hagamos o por mucho que nos cuidemos. ¡Vamos pa’abajo! Me hace gracia entonces ver a esa gente que dedica toda su vida a construir y embellecer su casa, su mundo, como si fueran a vivir aquí para siempre. No nos damos cuenta que aquí lo importante son los pájaros y no la jaula: nuestra relación con los demás. Ahora estamos en verano, esa época de vacaciones que, parece mentira, es cuando más parejas discuten y matrimonios se rompen. No nos damos cuenta de que la vida se nos va como agua entre los dedos y que debemos aprovecharla para amar a los nuestros y demostrárselo, decírselo, ahora que aún tenemos tiempo. Esto de la vida es como viajar en un tren que no hace paradas y del que deseamos que se averíe para que no llegue a su destino. Es como estar en una gran cola que avanza inexorable donde se mezclan ancianos y niños y en la que nos gustaría se nos colara alguna que otra señora con la cara más dura que el cemento armado o un par de tipos con los que en otro momento hubiéramos sido totalmente inflexibles pero que ahora les cederíamos el paso amigablemente, amablemente, con gusto. No desearíamos nunca llegar a esa ventanilla ante la que todos tendremos que dar cuenta:

- ¡Buenas!
- ¿Buenas? Si usted lo dice...
- Pues que venía a… bueno, a lo de todo el mundo
- ¡Ah! pero ¿es que no sabe de qué va esto?
- Pues mire: no, como quien dice - que tontería – es la
primera vez.
- Nada, no se preocupe, para todos es la primera vez y…. je, je la última. No me tome en serio, pero es que me ha salido el chiste fácil.
- No pasa nada
- Bueno, no le voy a decir que se siente porque es lo que a usted le gustaría, aquí los trámites van rápidos.
- Y ¿es verdad que todo el mundo tiene que pasar por esta ventanilla?
- Pues claro, ¿qué esperaba usted?
- No, nada, me preguntaba si es que no habría excepciones.
- En absoluto, aquí todo el mundo tiene que presentarse una vez en la vida para recibir la documentación debidamente cumplimentada con su sello y todo.
- Y ¿no hay posibilidad de volver aunque sólo sea unos minutos para despedirme de la familia o para decirle a mi mujer y a mis hijos que los quiero más que nada en este mundo?
- Mire usted, no me venga con lo de siempre, por aquí ya tuvimos a uno que quería volver a toda costa para decirle a su familia que esto no se acababa aquí y que no paraba de reprocharse el no haber sido bueno con un tal Lázaro que, por cierto, pasó por aquí unos días antes que él. ¡Intentó incluso que retrasase su trámite sobornándome con dinero!
- Ya veo que no tengo ninguna opción.
- No, mire, lo siento, lo debería haber pensado usted antes. Firme aquí. Sus documentos, en la siguiente ventanilla le dirán por cual de las dos puertas que tenemos debe usted acceder. Adiós y encantado de conocerle.
- Adiós, y no le doy las gracias por su diligencia debido a la contrariedad que esta supone para mi persona, pero he de reconocer que ha sido usted muy amable.
- A mandar. ¡El siguienteeeeeeeeee!

2 comentarios:

  1. ni siquiera....
    para que vivir?, y no se me adelanten....si, ya se; todo el mundo es defensor de la vida.
    pero ni siquiera vale el preocuparse por ella. cuando volteemos la vista al hacia atras en retrospectiva, pues ya sera muy tarde y sabremos que estamos mas de bajada que en plena vigencia. y valio la pena?...
    ni siquiera.....
    una estrella mas en el firmamento.
    vanagloriece mientras puede que despues nadie lo hara por usted.
    que ha contado las estrellas alli arriba?.
    ni inmanencia ni trascendencia, somos por accidente y nos damos importancia que no merecemos.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo, por accidente o no, estamos aquí para amar que es lo que diferencia y distingue al hombre. ¿Valió la pena? Depende, valió la pena si se cumplió eso que es para lo que estamos hechos: si fuimos capaces de hacer felices a otros, si pudimos amar a los demás.

    ResponderEliminar