miércoles, 4 de junio de 2008

Suite francesa

La última vez que estuve en España me aconsejaron un libro: la inacabada „Suite Francesa“ de Irène Némirovsky. Un obra publicada a título póstumo, ya que la autora fue deportada por gendarmes franceses y asesinada por los nazis en 1942 en Auschwitz a los 39 años. Los papeles oficiales dicen que murió de tifus al mes de ser arrestada. Lo paradójico es que era judía convertida al catolicismo y sus obras dejan traslucir un cierto antisemitismo. Irène Némirovsky nació en 1903 en Kiev (Ucrania) y desde pequeña aprendió francés. Su padre era un acaudalado banquero ruso y judio que en verano llevaba a su familia de vacaciones a Biarritz o a la Côte-d’Azur. En 1919 llegaron a París huyendo de la revolución rusa y Némirovsky empezó a estudiar en la Sorbona. En 1926 se casó con un banquero que le dio dos hijas y que, poco después, fue también deportado y asesinado en una cámara de gas de Auschwitz. Némirovsky escribió desde muy joven y publicó en vida una decena de libros, otra decena de ellos fueron publicados póstumamente. Lo atractivo de la obra “Suite Francesa” es que fue escrita entre el 4 de junio de 1940 y el 1 de julio de 1941, en el primer año de la ocupación de París por los nazis, y nos cuenta en directo lo que pasaba en esos momentos: familias enteras huyendo a pié o en coche, casas abandonadas y desvalijadas, ancianos dejados a su suerte en la ciudad, niños perdidos y asesinatos incomprensibles. Hace un retrato de la naturaleza humana en momentos de crisis donde lo único importante es salvar la propia vida y la de los seres queridos. Me recordó algo el “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago donde se describe la lucha por la supervivencia de una manera egoísta en medio de una epidemia de ceguera. Entre las muchas diferencias existentes entre las dos obras (no son comparables) hay una de ellas fundamental: la obra de Saramago es una ficción que se intenta hacer realidad y la de Némirosvsky es la realidad contada con personajes de ficción. Es un diario del ambiente que se vivió en París y sus alrededores en los días de la ocupación. Némirovsky no pudo acabar la novela y fue su hija, Denise Epstein, con 13 años la que rescató el manuscrito y se lo llevó, en vez de su muñeca, cuando su madre fue arrestada. En 1975 y con ayuda de una lupa (fue escrito con letra pequeñísima para ahorrar tinta y papel) copió a mano el manuscrito que salió por fin a la luz en 2004.
Es un libro recomendable y aunque podría haber sido escrito como un seco diario o un reportaje del momento, Némirovsky no creó sólo una obra donde se podían ver reflejados los pensamientos de una persona que ve su trágico destino acercarse implacable, sino que se esforzó en mezclar las irracionalidades de la guerra con abundantes destellos de poesía que ayudan al lector a sobrellevar el desagradable sabor de la crueldad humana que destila la narración. El hecho de que Irène Némirovsky haya escrito este libro en circunstancias tan adversas y cuando la depresión podría haberse apropiado de su voluntad, es para mí todo un ejemplo de superación y una demostración del carácter sobrehumano del arte y del afán creador del hombre... bueno, más bien de la mujer que, en general, suele ser más fuerte.

5 comentarios:

  1. Lo leí el verano pasado y me gustó mucho.

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  2. Me parece muy interesante. Creo que me lo voy a comprar y me lo leerè este verano,aunque tengo algun otro pendiente en casa.Dile a Javi que no me olvido de su reloj. un beso para todos.

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  3. Concha, yo me lo compré ayer y ya estoy enganchada, si quieres te lo paso cuando lo acabe.
    Jose podrías recomendar más libros para leer que merezcan la pena.

    un abrazo

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  4. Chari, te puedo decir los que me he leido yo y me han encantado aunque no te los describa ahora tan bien. "El contador de arena", es la vida novelada de Arquímedes. "Bienvenida a este mundo pequeña", buenisimo también. Si me acuerdo de alguno más te digo.

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  5. Lo haré, Chari. Ultimamente he leido un par de libros interesantes aunque el tiempo que tengo para leer se reduce a los diez minutos que tengo por las mañanas para mí sólo depués de desayunar, a las 6.30 y sentado en un no muy cómodo "sillón".

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