El sábado pasado hizo mi hijo Javier la Primera Comunión. Como estaba enfermo, pasó las de Caín, el pobre. Yo sufrí viendo como padecía en uno de los días que debían haber sido de los más felices de su vida. Por la noche mi hijo Lukas, que tiene tres años, puso la nota de humor que nos devolvió la alegría. Como estábamos muy espirituales con lo de la Primera Comunión y eso, por la noche y cuando fui a acostarlo junto a su hermano David, rezamos el “Angel de mi Guarda”, oración que aprendí de labios de mi madre y que no sólo sigo rezando sino que la he pasado a mis retoños en un acto de “transmisión de la herencia genética espiritual”. Pues en eso andábamos cuando me pregunta Lukas que donde está el Angel de la Guarda. David, desde la cama de arriba de la litera le intenta explicar que el ente espiritual incorporal sin "cuelpo palpable" se encuentra en muchos sitios, rodeándonos por arriba y por abajo, que está delante y detrás nuestro… y a eso que salta Lukas y nos contesta: “sí, lo entiendo, por ejemplo, también en …mi barriga!”. No pudimos parar de reírnos durante un rato imaginando que Lukas…¡se había comido a su Angel!
¡Ah, la inocencia de los niños!
Y para los que no creen en el Angel de la Guarda que le echen un vistazo a esto :-)
¡Ah, la inocencia de los niños!
Y para los que no creen en el Angel de la Guarda que le echen un vistazo a esto :-)
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