Strauss-Kahn, que había estado antes comiendo con su hija en Nueva York, salió a esa hora desnudo de la ducha de su lujosa suite en el hotel Sofitel, en la calle 44 del Oeste de Manhattan, y se lanzó sobre una camarera que en ese momento limpiaba un pasillo. Era una habitación amplia que cuesta 3.000 dólares la noche. El político francés la empujó al dormitorio y cerró la puerta. La camarera, de 32 años, consiguió escapar hasta el baño, donde de nuevo fue objeto de ataques sexuales. Tras varios minutos de forcejeo, la presunta víctima logró finalmente huir y relató lo sucedido a sus compañeros, quienes inmediatamente llamaron a la policía. Cuando los agentes llegaron a la habitación de Strauss-Kahn, este ya había abandonado el lugar, dejando signos de haber salido precipitadamente.
Según lo publicado en El País, me parece que tiene visos de ser verdad; sobre todo si el tío sale corriendo para el aeropuerto poco más que vestido con una toalla alrededor de la cintura… o sea que algo debe haber pasado.
Y yo me pregunto y considero:
1) A este tío, cultivado, candidato a la presidencia de Francia, director del FMI, le da un apretón calenturiento y ¿no se le ocurre otra cosa que lanzarse como un tigre sobre una camarera?
2) Con una habitación de 3000 dólares la noche ¿no podría haberse agenciado a una dama de compañía de su gusto y saciar así sus apetitos?
3) Hoy en Alemania la gran preocupación es el plan de rescate de Grecia que puede verse afectado tras la detención de este hombre. Y me sigo preguntando:
¿Hasta dónde hemos llegado cuando el éxito del rescate financiero de uno de los países miembros pueda depender de los caprichos de... otro miembro?
Me parece que, en esta historia, Grecia no es el único miembro a rescatar, ni el financiero es el único rescate a aplicar
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