¡Ay Capa, Capa, que pillín fuíste y cómo nos la quisiste meter doblá con la foto del soldado caído…! Pero te han pillado, ha costado pero te han pillado.
La famosa fotografía (pincharla para ampliar) mostrando un miliciano en el momento de desplomarse después de recibir un disparo me ha perseguido y obsesionado desde mi niñez. No es una fotografía donde la sangre salpica al que la contempla pero por eso me impresionaba más, será por la misma razón por la que me gusta más el erotismo fino que la bastez de la pornografía cruda. La impresión producida por esta y por otra fotografía aparecida en un libro de geografía e historia de mis años de estudiante de EGB y donde unos negros de alguna república africana ajusticiaban a unos enemigos a ballonetazos dentro de un círculo de espectadores, me ha acompañado desde la infancia. La de Capa me impresionaba porque asociaba la cara del miliciano con la de mi abuelo Luis, quien también luchó en la contienda civil pero tras pasarse al bando nacional. La diferencia es que mi abuelo murió hace un par de años en la cama rodeado por los suyos y el miliciano de la foto…. bueno, ahí está la discusión. Parece que la foto es un montaje y el soldado no murió en esta escena. Ya había indicios del chanchullo cuando se identificó a la persona como Federico Borrell García (Taino) que fue el único miliciano caído en el cerro Muriano, Córdoba. Pues resulta que ese miliciano, según contó un compañero, murió detrás de un árbol y a las cuatro de la tarde. Por otro lado Taino tenía 24 años cuando murió y el miliciano que aparece en la foto tiene pinta de ser un poco mayor. De todas maneras la prueba irrefutable de que esto fue un montaje del izquierdista Capa se basa en la serie de fotografías que se publicaron el 23 de septiembre de 1936 en la revista Vu. En el reportaje se observa una fotografía con otro miliciano cayendo herido exactamente… en el mismo sitio. Y no se trata de la misma persona. Comparen las fotos. El escenario es exactamente el mismo, las mismas plantas, irregularidades del terreno, las mismas nubes, el mismo encuadre hecho con la famosa Leica y que sugiere incluso la utilización de un trípode.
Aquí se puede leer el excelente reportaje sobre el tema.
En fin, todo era un montaje, una escenificación propagandística y con el mérito de que entonces no había Photoshop. Pero ahí están, publicadas con un par hace más de setenta años en la misma página de la revista y sin que nadie, hasta el día de hoy, hubiera reparado en el engaño.
La famosa fotografía (pincharla para ampliar) mostrando un miliciano en el momento de desplomarse después de recibir un disparo me ha perseguido y obsesionado desde mi niñez. No es una fotografía donde la sangre salpica al que la contempla pero por eso me impresionaba más, será por la misma razón por la que me gusta más el erotismo fino que la bastez de la pornografía cruda. La impresión producida por esta y por otra fotografía aparecida en un libro de geografía e historia de mis años de estudiante de EGB y donde unos negros de alguna república africana ajusticiaban a unos enemigos a ballonetazos dentro de un círculo de espectadores, me ha acompañado desde la infancia. La de Capa me impresionaba porque asociaba la cara del miliciano con la de mi abuelo Luis, quien también luchó en la contienda civil pero tras pasarse al bando nacional. La diferencia es que mi abuelo murió hace un par de años en la cama rodeado por los suyos y el miliciano de la foto…. bueno, ahí está la discusión. Parece que la foto es un montaje y el soldado no murió en esta escena. Ya había indicios del chanchullo cuando se identificó a la persona como Federico Borrell García (Taino) que fue el único miliciano caído en el cerro Muriano, Córdoba. Pues resulta que ese miliciano, según contó un compañero, murió detrás de un árbol y a las cuatro de la tarde. Por otro lado Taino tenía 24 años cuando murió y el miliciano que aparece en la foto tiene pinta de ser un poco mayor. De todas maneras la prueba irrefutable de que esto fue un montaje del izquierdista Capa se basa en la serie de fotografías que se publicaron el 23 de septiembre de 1936 en la revista Vu. En el reportaje se observa una fotografía con otro miliciano cayendo herido exactamente… en el mismo sitio. Y no se trata de la misma persona. Comparen las fotos. El escenario es exactamente el mismo, las mismas plantas, irregularidades del terreno, las mismas nubes, el mismo encuadre hecho con la famosa Leica y que sugiere incluso la utilización de un trípode.
Aquí se puede leer el excelente reportaje sobre el tema.
En fin, todo era un montaje, una escenificación propagandística y con el mérito de que entonces no había Photoshop. Pero ahí están, publicadas con un par hace más de setenta años en la misma página de la revista y sin que nadie, hasta el día de hoy, hubiera reparado en el engaño.
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