martes, 18 de marzo de 2008

Jueves santo de mañana...

El jueves santo recorre las calles de Orihuela (quizá no tu pueblo, pero sí el mío) la procesión de la Hermandad del Silencio. Los hermanos vistiendo el hábito de los frailes capuchinos y con farol en mano se deslizan silenciosos acompañando, en la más absoluta oscuridad, al Cristo del Consuelo. La procesión sale de barrio del Rabaloche acompañada de un silencio sepulcral sólo interrumpido por el golpe del tambor y por el coro de los cantores de la Pasión (C/Alfonso XIII y Plaza Nueva para quien quiera escucharlos) del que ahora sé que forma parte un antiguo compañero de colegio. En el video se ve -más bien se intuye- la procesión y se escucha la melodía de los cantores que tantas veces he oído siendo niño desde mi casa las noches y madrugadas de cuaresma y durante la semana de pasión; un canto cuyos orígenes se encuentran en el siglo XVII o incluso del XVI y que siempre me puso los pelos de punta.



JUEVES SANTO

Jueves Santo de mañana,
antes de salir el sol,
iba el Rey de las almas,
contemplando en su Pasión
con la Reina soberana.

COLATIVAS

Por ventanas y balcones
mucha gente se asomaba,
y al tropel de los sayones
"¡Qué muera Jesús-clamaban-
en medio de dos ladrones!"

Un abrazo muy cruel
le dio a Jesús el vil Judas,
y también le dio a beber
el cáliz de la amargura:
vino mezclado con hiel.

Un cordel a la garganta
lleva el Divino Cordero;
y delante un pregonero,
que su infame voz levanta
contra Jesús Nazareno.

Viernes Santo, ¡Qué dolor!
Fue Cristo crucificado
alma mía, por tu amor,
allá en el monte Calvario,
por salvar al pecador.

Viernes Santo, ¡Qué dolor!
El más brillante Lucero
perdió todo su esplendor
a la sombra de un madero,
por salvar al pecador.

Quedaos con Dios, Madre mía:
vuestra bendición espero,
porque ha llegado ya el día
que, enclavado en un madero,
se cumplan las profecías.



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