Un vendedor de móviles (Paul Potts) se presenta a uno de esos tórridos concursos buscadores de estrellas (ITV Britain's got talent) y, aunque tenía ya alguna experiencia cantando, nunca lo había hecho de manera profesional. Fijaos en la expresión de los jueces cuando al preguntarle que es lo que va a hacer recibe la contestación de: "cantar ópera". No es difícil adivinar lo que pensarían en ese momento: "vaya un coñazoooooo". Destaca también la sorpresa y la emoción hasta las lágrimas de la bellísima jueza (para los interesados, se llama Amanda Holden) al constatar las habilidades cantarinas del concursante y el apoyo instantáneo de la gente del público, cuando se dan cuenta de que si cerraran los ojos creerían estar ante el mismísimo Luciano Pavarotti (que en paz descanse) interpretando el Nessun dorma de Puccini. Todo hay que decirlo, estoy convencido de que la expresión y actitud humilde del concursante ayudó a que la sorpresa ante sus dotes musicales fuera aún mayor, aunque ello no le quita ningún mérito. Y ganó el concurso.
Por cierto, no sé si a estas alturas Potts se habrá arreglado el diente.
Jose
Por cierto, no sé si a estas alturas Potts se habrá arreglado el diente.
Jose
Sencillamente genial! Espero ver a Potts entre los grandes.
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