lunes, 9 de febrero de 2015

En busca del arca perdida. (Sobre milagros, posesiones, estigmas y visionarios)

Ya hemos repasado los argumentos filosóficos que dicen demostrar la existencia de un Creador y, sinceramente, no he encontrado ninguno que no adolezca de fallos que lo invaliden de manera irremediable. 

Me he paseado también por los argumentos que podrían llevar a la convicción de la existencia del mundo sobrenatural basados en la experiencia personal como es el caso de las apariciones. Tampoco ahí he hallado pruebas concluyentes que puedan convencer sobre la existencia de una dimensión distinta a la que conocemos. 

En los siguientes capítulos analizaré lo que para muchos es prueba irrefutable de la existencia de ese mundo sobrenatural y que se basa directamente en la acción divina. Me refiero a los milagros, posesiones demoniacas, estigmas y visiones místicas. Sé que es un terreno enfangado y resbaladizo pero, a lo Indiana Jones, me arriesgaré en la aventura de encontrar lo que bien pudiera ser el arca perdida del mundo sobrenatural con la esperanza de que al abrirla pueda descubrir si en verdad encontramos el espíritu o simplemente un arcón lleno con el polvo de las fantasías y esperanzas frustradas de tantas generaciones. 

Si queremos analizar milagros no hay mejor sitio al que acudir que a la Oficina de Constataciones Médicas de Lourdes, un organismo creado por el Papa Pio X en 1905 para analizar la sobrenaturalidad de las curaciones que parecen darse en este lugar desde que en 1858 la Virgen se apareció a la niña Bernadette Soubirous.

El Comité Médico Internacional de Lourdes (existente desde 1947), es un órgano científico encargado de analizar los casos presentados y de decidir si acepta o rechaza afirmar que una curación haya sido inexplicable desde el conocimiento de la ciencia actual. Las condiciones para declarar una curación inexplicable, ojo, no necesariamente como milagrosa, son: 

1. Que la dolencia sea incurable, desde un punto de vista científico. 
2. Que se haya puesto de manifiesto la total ineficacia de los medicamentos o protocolos empleados en su tratamiento. 
3. Que la curación haya sobrevenido de forma súbita y no gradual. 
4. Que la curación haya sido absoluta, con efectos duraderos, y no solamente una remisión. 
5. Que la curación no sea el resultado de una interpretación derivada del estado psíquico de la persona. 

Según los datos que poseemos, en Lourdes se cuentan 7000 curaciones inexplicables desde 1858, aunque las aceptadas por el Comité Medico Internacional son sólo 69. 

Si analizamos las enfermedades cuya curación se definió como inexplicable encontramos que casi la mitad de ellas (43.47%) son procesos tuberculosos de distinto tipo y que se distribuyen desde el principio de las apariciones hasta 1952 (en rojo en el gráfico). El resto de enfermedades son bronquitis, oftalmitis, impétigo, parálisis y otras enfermedades entre las que se cuentan sólo tres casos de remisión de cáncer (en verde en el gráfico). 

Es llamativo que los procesos tuberculosos constituyan casi la mitad de los milagros de Lourdes. Si ahora buscamos información sobre el porcentaje de remisión espontánea de las tuberculosis sin tratamiento encontramos que esta se produce en el 29% de los casos. He subrayado el hecho de la remisión espontánea sin tratamiento porque seguramente la mayoría de enfermos que se trasladaron a Lourdes estarían siendo tratados también médicamente. 

Quizás las curaciones de procesos cancerosos sean incluyo más llamativas. Pero para algunos tipos de cánceres la remisión espontánea ronda también el 20% de los casos. Lo que quiero poner de manifiesto es que la remisión espontánea de una enfermedad, aunque no pueda ser explicada por la ciencia, es algo que se da de manera habitual y no tiene porqué tratarse de una acción milagrosa. 

Estudiemos ahora los casos de los que tenemos constancia. Para ello he construido dos gráficas en las que se puede observar la distribución de los milagros según el año en que se produjeron y el de reconocimiento de los mismos. En 1859 solamente una persona, el profesor Vergez, profesor titular de la facultad de medicina de Montpellier, era el encargado de la revisión de los casos. Así que en 1862, este señor aprobó siete curaciones como inexplicables y que sirvieron como argumento para el reconocimiento de las apariciones por Monseñor Laurence. Hasta la puesta en marcha en 1947 del Comité Médico Internacional, hay 36 curaciones declaradas inexplicables entre 1907 y 1913, con un récord de aprobaciones en el año 1908 (22 curaciones). Es decir, antes de que existiera un comité médico compuesto por especialistas de distintos países ya se habían aprobado 43 curaciones como inexplicables, ¡el 62% del total! Y 24 de ellas (el 55%) eran variantes de una enfermedad que puede desaparecer espontáneamente como la tuberculosis (en rojo). 





Resumiendo: hasta que se hizo posible la constatación independiente de los supuestos milagros, ya se había declarado más de la mitad de las curaciones aceptadas como inexplicables y, de ellas, más de la mitad eran procesos tuberculosos que pueden remitir espontáneamente en un 29% de los casos, algo que quizá podría haber llevado a esos médicos de la primera mitad del siglo XX a declarar esas curaciones como milagrosas. ¿Quiere decir esto que esas curaciones no eran milagrosas? No, pero si analizamos todo de manera conjunta, los datos nos hacen dudar de que realmente nos encontremos ante una prueba indudable de intervención de la divinidad. Y de eso se trata: de encontrar pruebas indudables de la acción divina que no puedan ser confundidas con errores en diagnósticos o falta de conocimiento científico sobre los procesos naturales que llevaron a la curación.

En este sentido existe una pregunta muy interesante: ¿Por qué son los milagros declarados en Lourdes tan selectivos y no hay curaciones que no puedan ser confundidas con un fallo en el diagnóstico o remisiones espontáneas? Me refiero a curaciones de por ejemplo un síndrome de Down, o la de una de tantas producida por un defecto genético grave y comprobable, o del Alzheimer, o la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob o, puestos a pedir milagros de categoría, la restitución de un miembro amputado… (y no me vengan con la historía del cojo de Calanda que ya me la sé, incluso con razones más que suficientes para no considerarla digna de crédito).



9 comentarios:

  1. Impecable y claro para cualquiera que no se obstine en pasar el conocimiento por el tamiz de sus creencias religiosas. Ya sabemos que quienes creen en dioses pueden creer en cualquier cosa y ningún argumento, por sólido y bien documentado que esté, les hará cambiar de idea, pero los datos son incuestionables y se obstinan en mostrarnos una realidad muy natural y sin rastro de sobrenaturalidad.

    Saludos.

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    1. A mi lo que siempre me maravilla de los racionalistas es que son muy congruentes, nada conformistas, y es que la razón está inquieta hasta que no tenga una respuesta razonable, con fundamentos científicos, palpables, mensurables, comprobables, etc. De tu presente página he leído varios de tus artículos, y me parece tienen parangón con otro autor Pepe Rodriguez al cual también he leído. Y me maravilla el drama de su existencia, de gente como tu y como el, que se toman las cosas enserio, sus convicciones y yo como creyente me siento invitado también a ser congruente. Sin embargo, te daré razón de mi fe, porque sigo creyendo más alla de las pruevas y argumentos solidos y bien documentaos. La fe no aniquila nuestra racionalidad, mas aun la eleva. Pero todo empieza con una experiencia, nadie nace cristiano, se hace, precisamente poniendo a prueba todos los paradigmas doctrinales aprendidos, Dios y su su hijo jesús y su espiritu santo son una experiencia, ellos existen lo podamos o no comprobar. Encontrarse con El es solo el fin de esa busqueda que tu y tantos otros racionalistas estan haciendo, encontrarse con ellos es el principio de una elección, decirle, si o no a Dios es una oportunidad que todo hombre tiene en la vida aun sin saberlo, para aquellos que no lo conocen solo basta con que hagan el bien y eviten el mal, pero para aqullos que conocen su mensaje y no lo creen hay consecuencias trascendentales después de este tiempo al que llamamos vida... Ya las debes de conocer, el que busca encuentra, confió en Dios que si no lo has experimentado a El, lo hagas, el no esta en el ruido, en la polémica, esta dentro de ti, muchos como tu lo han encontrado, Dios te conceda la capacidad de ver en medio de un mar de argumentos en pro y en contra de la fe, Dios trasciende todo eso, solo El te puede mover el corazón y el entendimiento, ojala lo encuentres, es mi mejor deseo...

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    2. Estimado anónimo, me parece muy bien tu elección. Yo sólo quiero ser sincero conmigo mismo. Por eso me replanteo todo lo que me han enseñado desde pequeñito. Y sí, la fe tiene un problema con la razón porque no se puede vivir en contra de como se piensa. Lo único que sé es que no tengo razones serias y convincentes para pensar que ese ser superior que decimos que existe lo haga de verdad. Y de eso se trata en este librillo que estoy escribiendo, en encontrar alguna razón seria, honesta y convincente de que ese ser existe. Yo la sigo buscando.
      Te deseo lo mejor a ti también.

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  2. Estimado José Antonio, es una búsqueda inútil, porque no existe esa prueba que haga irrefutable la existencia de Dios, y aunque existan - no se si se dice en el CIC - "argumentos convergentes y convincentes" de su existencia, sólo lo son en la medida en que no contradicen la razón (y no son pocas las batallas libradas por la Iglesia a lo largo de su Hª para salvaguardar esa fe no contradictoria con la razón frente a la magia, gnosticismos y otras historias; en el libro colectivo de varios filosofos, algunos de ellos atéos, "Dios Salve la razón", se da cuenta de esa lucha), pero llegar solo se llega a Él por la fe, y hay que pedir por ella, y luchar por ella como han hecho tantos santosa lo largo de su vida, y no me refiero solo a los que tienen una peana.
    Un abrazo
    Nacho

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  3. Hola José Ignacio. No puede ser una búsqueda inútil. Si existe el mundo sobrenatural tiene que haber manera de demostrarse. Sólo en el caso de que no exista estaremos frente a una búsqueda inútil. Me extraña mucho que no se pueda probar absolutamente nada de la existencia del mundo espiritual que predican las religiones. ¿Por qué?

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  4. Hay un par de analogías que pueden ayudar a entender el problema. La creencia en la vida extraterrestre y en la homeopatía. En ninguno de los dos casos existen pruebas de que los extraterrestres existan o que la homeopatía cure. Aunque muchos lo deseen con fuerza o incluso se de un efecto tipo placebo. Aunque existan clubs y estudiosos del mundo alienígena y empresas que comercialicen las azucaradas bolitas homeopáticas. Pero no existe la menor prueba de que en ninguno de los dos casos nos encontremos ante la verdad.

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    1. Con la salvedad de que la creencia en la homeopatía sí puede contradecir la razón. Es la única diferencia.

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  5. Porque está fuera del mundo natural que es el único perceptible por nuestros sentidos, y eso no ocurre con los extraterrestres que, caso de existir, la razón nos dice que serán perceptibles por nuestros sentidos porque formarán parte del mismo universo del que nosotros lo somos, y por eso su búsqueda no se si tiene sentido, pero es razonable desde ese punto de vista, y la creencia en su existencia se formula siempre, o bien como hipótesis basada en la probabilidad, o bien comno rechazo a la existencia de un Dios que creo al hombre (lo cual, por cierto, no tiene sentido, porque igual que nos creo a nosotros, puedo crear a otros).
    Lo de la homepatía es otra cosa..., mi experiencia es que funcionaba con mi hija ese efecto placebo, hasta que un médico que hablaba másde la cuenta le dijo que solo era un azucarillo engañabobos...., el funcionamiento de la psique nos puede ser desconocido en parte, pero eso no significa que el efecto placebo no exista y por tanto no implica que contradiga la razón.

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    1. Los ejemplos eran sólo ejemplos de actitud. Es decir, de creencias. Podemos creer todo lo que nos venga en gana siempre que no contradiga a la razón. Eso sí, esto no quiere decir que porque lo que creemos no contradiga a la razón necesariamente tenga que existir. Ese es precisamente el juego malabar de la apologética cristiana. Lo espiritual no se puede demostrar porque no podemos percibirlo por los sentidos y se justifica que se pueda creer en ello porque "no contradice a la razón".
      No, mira, yo niego la mayor. ¿Por qué tiene que ser razonable creer en la existencia de algo de lo que no tenemos la más mínima prueba y que, probablemente, haya emergido de la imaginación del hombre? ¿Cómo sabemos que todo ese mundo sobrenatural no proviene sino el deseo de inmortalidad del hombre?
      No, José Ignacio, por más que le doy vueltas, no veo una razón para no pensar que todo procede de la imaginación del hombre.

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