miércoles, 4 de julio de 2012

Duerme en paz y aleja de tu lado los demonios de la noche



Carmen Torres Ripa viuda del periodista José María Portell, asesinado por ETA en 1978, ha dirigido una carta al ex-etarra José Luis Álvarez Santacristina, «Txelis», después de su petición de perdón. 
 
 

Cuando salga este escrito se habrán publicado muchos comentarios sobre tu petición de perdón. Quizás llego tarde, pero escribo a los diez minutos de haber leído el artículo que publicó DEIA firmado por ti. «Dios es testigo -dices- de que estoy profunda y sinceramente arrepentido». Estoy emocionada. Decía Shakespeare hace muchos años que el perdón bendice al que lo da y al que lo recibe. En este momento siento un bautismo de agua limpia porque -y son palabras de la Madre Teresa de Calcuta- «el perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás la paz en tu alma y la tendrá el que te ofendió».
No me gusta escribir estas impresiones en público, en plan Gran Hermano, pero hay veces que hacen falta señales visibles de que el mensaje llega a su destinatario. Yo he recibido la carta como si me la hubieses enviado por correo particular, con sobre y con sello. Cuando leas esta respuesta, piensa que te llega de manos del cartero en esta mañana de julio.
Has tenido que pensar mucho antes de esta decisión. Tanto que reflexionas filosóficamente sobre la palabra perdón y tú necesitabas el perdón, porque es imposible caminar con todas las heridas abiertas. No sé si te servirán estas palabras, pero yo acepto las tuyas con todo el cariño con que han sido dichas. Sé que te habrán costado sangre. No por ti -que en tu intimidad, eso se nota, estabas deseando- sino por los compañeros que posiblemente no compartían esta decisión valiente. Creo, José Luis, que estarás de acuerdo con un clásico que asegura que somos bestias cuando matamos, somos hombres cuando odiamos, como Dios cuando perdonamos.
Es difícil recibir el perdón para quien ha sufrido el desgarro de la muerte, pero también es una postura gallarda humillarse. Un dicho popular asegura que el hombre cuando se arrodilla es más grande. Es magnífico si con esa postura mitigas el dolor.
No me gusta la palabra victimario, pero quizás a ti te resulte más fácil ese término que el de asesino. Han pasado muchos años y es muy duro que esa palabra te vista con sayones negros. Has visto la luz al fondo del pasillo de la cárcel y me encantaría poder darte la mano por ese camino luminoso. No es fácil. El perdón es una disciplina políticamente incorrecta. Hoy te darán la primera página, pero después vendrá el vacío de los que se consideraban tus amigos, el vacío hacia dónde quieres llegar y el vacío de los que no quieren acompañarte. No te desanimes. Jesús, ese hombre excepcional al que citas, dice que el perdón os hará libres. Duerme en paz y aleja de tu lado los demonios de la noche. Lo hecho, hecho está. Nunca se puede rebobinar el pasado, pero el futuro se puede empezar cada día. Hoy, José Luis Álvarez Santacristina es el primer día de tu nueva vida. Txelis, tu nombre de guerra, ya no está.

4 comentarios:

  1. ¿No era la verdad lo que nos hará libres? Vamos, creo

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  2. Sí, ahí creo que metió la pata la escritora y periodista. Aunque por otra parte tiene razón al decir que el perdón es liberador. Lo es para el perdonado y para el que perdona. Yo creo que esta cita también la hubiera firmado Jesús... ¿quién sabe?

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  3. si esta mujer puede perdonar a quien mató a su marido, y hacerlo en nombre de Jesús, no creo que Jesús se ponga a pensar tonteras de si fue "la verdad os hará libres" o si fue "el perdón...", es más, creo que desde siempre a Jesús, nuestras tonteras y nuestra filigranas mentales le llegan muy altamente (algo debe haber dicho de los que se preocupaban más de los colgantes de sus túnicas que del hambre de las viudas... ah... y no me creo que el evangelista haya recogido tan textualmente todo... de su cosecha habrá), a Él lo que le gusta es lo que hacemos. Y esta mujer ha hecho mucho más de lo que yo misma sería capaz. No sé los demás. Grande ella.

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