martes, 28 de agosto de 2012

¿Discriminación sexual?


La reciente noticia sobre la subvención o no de colegios que imparten educación diferenciada por sexos es otra de esas polémicas que atenta al sentido común. La separación por sexos no significa necesariamente discriminación. Discriminación es la negación de un derecho a una persona o a un determinado grupo. El que se agrupen a niños y niñas de manera voluntaria en colegios masculinos o femeninos no atenta contra ninguno y menos cuando a nadie se le obliga a asistir a un colegio de este tipo. 

Un claro ejemplo de separación obligatoria por razón de sexo es el caso del uso de los sanitarios públicos y que nadie considera una discriminación. ¿Debo sentirme discriminado por el hecho de no poder entrar en un aseo de mujeres? Pues creo que no porque, de hacerlo, yo sí estaría atentando contra un derecho mayor que es el derecho a la intimidad de las féminas en sus tareas de excreción y aderezo.

La sola posibilidad de que existan ventajas en la educación diferenciada (aunque todavía no se hayan puesto de acuerdo pedagogos y psicólogos) es suficiente para elevar a ésta a la categoría de derecho y que no tiene por qué ser menor que el derecho o capricho de un chico (mejor dicho: el de sus padres) en hacer mixto un determinado colegio. El que existan colegios con educación diferenciada no atenta contra los derechos de nadie porque, primero, a nadie se le obliga a asistir a uno de ellos y, segundo, aquellos que prefieran la educación mixta siempre podrán hacerlo en los colegios que la ofrezcan y que, además, superan ampliamente en número a los primeros.

Esto es un ejemplo más de clara manipulación ideológica y que no se apoya en ningún fundamento racional serio.

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