martes, 3 de diciembre de 2019

No, no somos los únicos que así lo hacemos

He encontrado por casualidad en Youtube unas serie de conferencias de un conocido mío, filósofo murciano, que titula Antropología de la intimidad. En ellas, utiliza la biología, zoología, anatomía comparada y la genética para justificar el carácter especial del ser humano, tan especial que, concluye, la evolución es necesaria pero no suficiente para explicar la inteligencia y la consciencia de la especie humana y, así, defender una concepción cristiana y no materialista del hombre. Me ha recordado muchas de esas charlas y conferencias a las que asistí siendo joven y en las que, de manera similar, se intentaba convencer a los asistentes con argumentos similares sobre el origen y la naturaleza espiritual del hombre. Recuerdo que, a menudo, levantaba la mano y preguntaba: "Y eso que nos cuenta ¿cómo lo sabe?, ¿Cómo está usted tan seguro de que es así?", intentando comprender la lógica del argumento explicativo y sin obtener nunca una respuesta convincente.

El filósofo utiliza aquí las diferencias anatómicas del aparato reproductor humano (ángulo vagina-útero) con las de otros mamíferos para postular que el único propósito de este "capricho anatómico" sea el de la copulación cara a cara, algo que -según él- es una conducta exclusivamente humana. Concluir que el único propósito explicable de esta variación anatómica  sea la facilitación de la postura del misionero y que ésta sea exclusiva de los humanos, adolece de una simplicidad y una falta de rigor que deja mucho que desear. Es cierto que hoy se asocia el caminar sobre las extremidades inferiores (bipedestación) con la dificultad del parto debido a la estrechez de la cadera y la facilidad para el sexo frontal, pero no es cierto que sean estas características exclusivamente humanas. 



Se suele olvidar a menudo, como lo hace el filósofo, que el Homo sapiens no es la única especie de hombres que ha existido que anduvo erguido y, probablemente, tampoco el único poseedor de capacidades intelectuales. De hecho, hoy se admite científicamente que la bipedestación apareció hace 6-7 millones de años. En el gráfico podemos observar un árbol filogenético con Sahelanthropus tchadensis como una de las primeras especies antecesora de los homínidos que presenta la habilidad de caminar erguido. Es decir, ya en nuestros ancestros, ésto habría posibilitado el coito frontal. En el gráfico no se muestran todas las especies o subespecies de hombres identificadas hasta la fecha, como H. ergaster, H. rudolfensis, H. georgicus, H. antecesor, o el H. floresiensis. No, no somos los únicos.

Lo que nos hace realmente especiales no es la manera en la que andamos, el poder tener sexo cara a cara, o la inteligencia que poseemos, sino el ser la única especie de la familia de los homínidos que no se ha extinguido. Por eso creemos que somos únicos: porque no vemos hoy ninguna especie o subespecie de nuestro género con características similares a las nuestras.


Filogenia (simplificada) de los homínidos


El hombre no fue y no es, como afirma este filósofo de manera tan rotunda en el video que se puede visualizar abajo, la única especie animal que practica o puede practicar sexo cara a cara. Cómo tampoco es el único animal que mantiene relaciones sexuales independientemente de los ciclos hormonales. Orangutanes y bonobos pueden mantener relaciones sexuales en cualquier momento del ciclo, incluso durante el embarazo y bonobos y gorilas occidentales pueden practicar el sexo mirándose a los ojos. Por cierto, los bonobos también tiene relaciones con individuos del mismo sexo para reforzar la cooperación y las relaciones de amistad (primera foto arriba). Esto demuestra que la bipedestación no es un requisito obligatorio para el coito frontal y que el hombre no es tan especial en este asunto.

Me asombra observar cómo los filósofos cristianos actuales utilizan la biología, la paleontología y la idea de la evolución a capricho. No la niegan, como hacen los creacionistas pero, por un lado, la modelan a su antojo para explicar la superioridad y el carácter especial del hombre y, por otro, defienden que este proceso no sea suficiente para explicar la naturaleza humana. Me sorprende que nieguen a los científicos la capacidad de opinar sobre temas que se atribuyen como filosóficos, pero hacen antropología utilizando de manera muy deficiente el saber científico que, o desconocen o, como es lógico, no poseen con suficiente competencia. Me horroriza observar la contundencia con la que erróneamente se hacen afirmaciones utilizando la ciencia para justificar determinadas creencias.

Detecto aquí el mismo defecto del que ha adolecido siempre la religión: el atribuir a divinidades o al mundo espiritual lo que de momento, y según ellos, la ciencia no consigue explicar de manera rotunda. “No consigue explicar” o ellos “no quiere entender”, porque es común en la religión el no aceptar la inteligencia como un producto de la evolución. Si la ciencia puede explicar la aparición de este nivel de inteligencia y la consciencia en la especie humana, entonces se acaba el origen espiritual del hombre. Que los científicos no puedan mostrarnos hoy de manera indiscutible y rotunda el que la inteligencia haya surgido de este proceso natural, no significa en absoluto que no haya sido así. De hecho, en la naturaleza observamos grados de inteligencia y pasos continuados en el desarrollo de esta entre las especies y existen muchas observaciones que apuntan a esta explicación como la más probable. Pero esto lo dejamos para otra ocasión.


Aquí la conferencia completa



Wells, J.C., DeSilva, J.M. and Stock, J.T. (2012), The obstetric dilemma: An ancient game of Russian roulette, or a variable dilemma sensitive to ecology?. Am. J. Phys. Anthropol., 149: 40-71

Trevathan W. Primate pelvic anatomy and implications for birth.  Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 2015 Mar 5; 370 (1663): 20140065.

Sanderson, K. Gorillas in the missionary position. Nature (2008)


Knott CD et al. Female reproductive strategies in orangutans, evidence for female choice and counterstrategies to infanticide in a species with frequent sexual coercion. Proc Biol Sci. 2010 Jan 7;277(1678):105-13. doi: 10.1098/rspb.2009.1552. Epub 2009 Oct 7.


De Waal.  Bonobo Sex and Society. Scientific American. June, 1. 2006. 


The Tangled Bank. Carl Zimmer. Roberts and Company Publishers Greenwood Village, Colorado. (2010)










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